Hoy en día, los productos de software se han convertido en parte integral de su empresa, un componente crucial de la experiencia del cliente, los nuevos servicios y la generación de ingresos. Se han convertido en el principal punto de contacto para conocer a sus clientes y en una fuente de innovación continua, crucial para prosperar en el cambiante panorama tecnológico actual.

Las empresas buscan maximizar el valor a lo largo del ciclo de vida de sus productos de software. Sin embargo, a menudo les cuesta conseguirlo. Se enfrentan a dificultades para desarrollar un plan de I+D coherente debido a numerosos desafíos, como una cartera abultada que comprende múltiples productos de software con funcionalidades superpuestas, la falta de talento en ingeniería de software y de usuarios, la reticencia a migrar a nuevos productos y la necesidad de seguir atendiendo a su base de clientes tradicional. Esto, a la larga, se traduce en una asignación deficiente del presupuesto de I+D en las tres etapas del ciclo de vida del producto de software, lo que impide a las empresas emprender iniciativas de innovación.

Si bien los productos existentes y heredados pueden generar ingresos significativos para las empresas, su mantenimiento suele consumir recursos considerables. Esto agota los presupuestos de I+D y limita las oportunidades de crear productos nuevos y modernizados que puedan impulsar el crecimiento a largo plazo. Una mayor visibilidad del ciclo de vida del software en sus tres fases (innovación, desarrollo y mejora, y fin de vida útil) permite a las empresas tomar mejores decisiones comerciales, obtener una ventaja competitiva y optimizar la eficiencia de sus productos.