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El conjunto de habilidades cuánticas

Se necesita una combinación de disciplinas en la computación cuántica

La computación cuántica es una de las tecnologías emergentes más interesantes de la actualidad. En este artículo, Nadine van Son y Camille de Valk, expertas del Laboratorio Cuántico de Capgemini, reflexionan sobre los antecedentes, las habilidades y las pasiones que impulsan una carrera exitosa en el ámbito cuántico.

Si alguien le dijera que trabajó en computación cuántica, podría asumir que es un genio de las matemáticas o un mago de la tecnología.

Pero la realidad es más sutil, más incierta… más cuántica.

Nadine van Son ha trabajado con Capgemini durante tres años y medio en el equipo de servicios financieros, principalmente como consultora de innovación. También es la líder de servicios financieros de Quantum Lab, el equipo “virtual” que trabaja en todas las regiones y unidades de negocio de Capgemini. Con una maestría en gestión de la innovación, Nadine encuentra inspiración al combinar desarrollos tecnológicos, tendencias y conocimientos de la historia, la psicología y la física para ver cómo afectan a los negocios y la sociedad.

“Dedicamos nuestro tiempo a explorar la tecnología cuántica y a preguntarnos qué aplicaciones podrían surgir de ella”, explica. “Actúo como puente entre el equipo técnico y nuestros clientes, ayudando a identificar oportunidades de negocio.”

Nadine trabaja en estrecha colaboración con Camille de Valk, consultora en computación cuántica que trabaja en la oficina de Utrecht. “Dedico gran parte de mi tiempo a investigar algoritmos cuánticos y nuevos artículos científicos, y a descubrir qué están haciendo las universidades y las empresas en este espacio”, afirma.

Diferentes orígenes, misma pasión

Aunque Nadine y Camille tomaron caminos diferentes hacia el sector cuántico, comparten un profundo entusiasmo por el tema.

Camille estudió física y astronomía en la universidad, donde conoció por primera vez el tema de la computación cuántica. Desde entonces, su investigación en física teórica y negocios lo ha llevado a contribuir en artículos académicos y dar charlas sobre el increíble poder de la ciencia.

Se unió a Capgemini como científico de datos y pronto encontró su camino hacia Quantum Lab, donde ha trabajado a tiempo completo durante casi un año.  

“También soy educador, hago presentaciones en reuniones de clientes y eventos de reclutamiento y ayudo a las personas a comprender la tecnología cuántica”, dice. “Este es el aspecto de mi trabajo que más disfruto: dar vida a las ideas con animaciones o presentaciones interactivas. Fue algo que hice durante mis estudios: crear explosiones con nitrógeno líquido en las escuelas secundarias para entusiasmar a la gente y al mismo tiempo resaltar la presión y la temperatura. En realidad, no es tan diferente”.

Por otro lado, la experiencia profesional de Nadine en innovación, además de su maestría en gestión de la innovación, le ha brindado una base sólida sobre cómo integrar nuevas tecnologías y conceptos dentro de las organizaciones. 

“Siempre estuve interesada en las tecnologías disruptivas”, dice. “En este momento, la computación cuántica es como un paisaje inexplorado. Todavía tenemos que entender cuán influyente podría llegar a ser. En ese sentido, estamos trabajando en la frontera, dando forma a su desarrollo, y eso me parece muy emocionante”.

Trabajar con incertidumbre

Para todos aquellos que trabajan en el sector cuántico, siempre habrá un grado de “incertidumbre”; de hecho, este es un pilar fundamental de la mecánica cuántica. Sin embargo, Nadine, Camille y sus colegas trabajan con un tipo diferente de incertidumbre: ¿cómo florecerá exactamente la computación cuántica en los próximos años?

“No somos futurólogos”, dice Nadine. “Todavía no podemos predecir exactamente cómo afectará esta tecnología a la sociedad. Pero este suele ser el caso cuando trabajas con algo que es realmente complejo y vanguardista”.

En cuanto al estado actual de la computación cuántica, Camille ve paralelos con el desarrollo del láser. “Cuando se desarrolló esa tecnología en la década de 1960, era prácticamente un invento ‘genial’. Ahora utilizamos láseres para realizar cirugías oculares, cortar placas de metal y en comunicaciones espaciales. Pero fueron necesarios años de investigación y colaboración para descubrir este potencial”.  

Una mentalidad flexible

Para Nadine, se trata de emprender un viaje con los clientes para imaginar qué aplicaciones podrían ser importantes y, al mismo tiempo, permanecer lo suficientemente flexibles para responder a nuevos desarrollos. “Una de las habilidades clave que necesitamos es la agilidad para responder a donde nos llevan la ciencia y las necesidades de nuestros clientes. Estamos siendo impulsados por la ciencia y atraídos por nuevos casos de uso”.

Una vez que su cliente haya expresado una necesidad particular (por ejemplo, cómo mejorar su gestión de riesgos relacionados con el clima), Nadine discutirá el problema con Camille. “Le preguntaré si podemos idear un modelo o una demostración que explore cómo una computadora cuántica podría resolver este problema. Si puede desarrollar un modelo, consideraremos si pudiera potencialmente transmitir algún beneficio al cliente, ahora o en el futuro”.

Si bien ponerse “práctico” con estos modelos requiere cierto conocimiento especializado, esto se puede adquirir de una variedad de fuentes, dice Camille. “Si estás trabajando con algoritmos cuánticos, y debes sentirte cómodo con el álgebra lineal, algo que quizás hayas encontrado estudiando matemáticas, química o incluso estadística. También es necesario poder programarlos, pero esto se puede aprender con relativa facilidad”.

Colaboración cuántica

Sin embargo, aunque la tecnología aún está en desarrollo, definitivamente hay espacio para que los no expertos hagan una contribución significativa, afirma Nadine. “Incluso los científicos más informados no entienden todo acerca de la física cuántica, y esto realmente lo convierte en un espacio bastante inclusivo. Mientras tengas curiosidad y entusiasmo, encontrarás tu lugar”.

Y añade: “Necesitamos expertos en el campo que sean capaces de ver las limitaciones de la tecnología clásica (no cuántica), expertos cuánticos como Camille que puedan construir los modelos y pensadores estratégicos como yo que puedan detectar las oportunidades para los clientes”. A través del intercambio de conocimientos y la colaboración, estos equipos están ayudando a Capgemini y a sus clientes a prepararse para la era cuántica que se avecina.

“Ninguna habilidad es más importante que otra”, concluye Camille. “Somos mutuamente dependientes. Lo muy valioso es cómo trabajamos juntos”.

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