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Diseño de experiencias y usabilidad

Capgemini
2012-03-07

La usabilidad como tal existe desde el principio de los tiempos. El ser humano siempre ha intentado modificar su entorno para hacerlo más cómodo y eficiente. Desde romper piedras para utilizarlas como herramientas, a ponerle un palo a un paño y crear una fregona, siempre ha intentado hackear mejorar lo que le rodea de manera que le permita hacer una misma tarea en menos tiempo y con menor esfuerzo.

Nunca en la historia se ha entendido la usabilidad como una disciplina, pero la evolución de la tecnología ha invadido el mundo de interfaces con las que las personas deben interactuar. La usabilidad nace identificando estándares y buenas prácticas para, con el paso del tiempo, evolucionar a la “experiencia de usuario”: un conjunto de disciplinas centradas en brindar una “experiencia positiva” a la persona que va a interactuar con una tecnología.

Y así pasaron los años hasta que personas que trabajaban en usabilidad generaron una “deformación profesional”: ver cómo mejorar todo en su mundo real; “esto sería más simple si…”, “esto sería más rápido si…” y así lentamente algunos profesionales de la usabilidad dejaron de mirar sus pantallas para aplicar su deformación profesional en el diseño de servicios y usabilidad en su mundo real.

Y la clave son las experiencias.

La relaciones entre una empresa y sus clientes (incluso sus propios empleados) se basan cada vez más en experiencias, la tecnología es sólo un medio mediante el cual se relacionan (interactúan) empresa y cliente o empresa y empleados.
La tecnología hace a las marcas omnipresentes, por lo que las interacciones entre una marca y una persona pueden darse en cualquier momento y en cualquier lugar. La tecnología es cada vez más compleja, las marcas necesitan relaciones más profundas con sus clientes, y los clientes exigen interacciones cada vez más simples; así nace el diseño de experiencias como respuesta a la necesidad de transformar esas interacciones en experiencias positivas, pasando de la interacción a la relación, mediante la transmisión persuasiva de valores de marca como por ejemplo cercanía, agilidad, etc. en definitiva son percepciones vinculadas con la emoción y lo que nos hace sentir una marca al interactuar con ella.

En Capgemini somos capaces de plantear desarrollos tecnológicos centrados en experiencias; diseñamos experiencias de uso que ayudan a las marcas a relacionarse con sus clientes y empleados, y donde la tecnología no es lo importante, sino lo que podemos hacer con ella.